REAL FABRICA DE TAPICES

Deseoso de promocionar en España las industrias de objetos suntuarios, que en aquellos momentos habían de ser importados de otros países europeos, Felipe V emprendió al poco de llegar al trono la creación de un cierto número de fábricas orientadas a la producción de esta clase de artículos y colocadas bajo la directa tutela del Estado.

A la hora de reorganizar la manufactura de tapices el monarca mandó llamar a uno de los más conocidos tejedores flamencos, Jacobo Vandergoten, que llegó a Madrid en 1720 acompañado de su familia y varios de los oficiales que habían trabajado con él en Bruselas. Un año más tarde se constituía la Real Fábrica de Tapices, qué alojada en la casa del abreviador, junto a la actual plaza de Alonso Martínez, pasó por momentos difíciles hasta la llegada al trono de Carlos III. Durante su reinado se produjo una gran renovación de los diseños gracias a la colaboración de pintores como Mengs, Bayeu y sobre todo, Goya, que entregó su primer cartón, el titulado La Merienda, en 1776. Las relaciones entre el genial pintor y la dirección de la fábrica fueron bastantes tormentosas. En 1778 Cornelio Vandergoten devolvía a Goya su “Ciego tocando la guitarra” para que acentuase los contornos de las figuras a fin de que se pudieran calcar más fácilmente: el cartón sería devuelto al cabo de unos días con una línea blanca perfilando rudamente las siluetas.

En 1888 la Real Fábrica de Tapices fue trasladada al edificio de mampuesto y ladrillo que ocupa actualmente, en terrenos que pertenecieron a la antigua huerta del convento de Atocha.

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