La fábrica de tabacos de Madrid

 tabacos-300x192En la calle Embajadores de Madrid nos topamos con un antiguo edificio que se dedicaba a la elaboración de tabacos. Este producto era muy importante en España en aquellos tiempos, otorgando prestigio a quien lo consumía. Había tres fábricas de tabaco en España, una en Cádiz, Alicante, Madrid y Sevilla, siendo la última, la primera en comenzar su actividad y la última, Madrid.

El edificio fue construido por mandato de Carlos III como Real Fábrica de Aguardientes en 1809. Quien como sabemos por anteriores entradas en este blog realizó un gran proyecto para hacer edificios y es considerado como el mejor alcalde de Madrid.

En la fábrica de nuestra ciudad además del tabaco también se fabricaban licores, barajas de juego, aguardiente, aunque algunos de estos productos dejaron de fabricarse por la construcción de empresas específicas.

En la invasión napoleónica, la fábrica fue ocupada y José Bonaparte hizo cambiar su uso a exclusivamente tabaco. Este edificio fue ocupado por el ejército y aunque llegaban productos, no sabían cómo transformarlos en cigarrillos pero había talleres clandestinos que rodeaban la zona en donde había mujeres encargadas de realizarlos.

Este trabajo era exclusivamente para mujeres a quienes formaban desde pequeñas para este la-real-fabrica-de-tabacos-en-accionoficio y a las que se llamaban cigarreras, quienes cobraban lo suficiente como para mantener a su familia y en este caso los hombres desempeñaban un papel menos importante, quedando como mozos. Ser cigarrera era un orgullo. Por encima de las cigarreras sólo estaban los directivos. Es por ello que estas mujeres eran consideradas independientes, seguras de sí mismas y dieron más nivel al barrio pues tenían una capacidad económica más alta de la zona, pudiendo ayudar a aquellos que lo necesitaban. Tanto era así que se creó el Asilo de Cigarreras, era un lugar en el que se ofrecía protección para personas que por enfermedad, edad u otros impedimentos no pudiesen ocuparse de sí mismos. Como os podéis imaginar, esto fue toda una innovación en el Madrid de la época.